Quercus Pyrenaica: por qué elaborar vino con barricas de roble español

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La especie y el origen de la madera de roble con el que están fabricadas las barricas son factores que influyen mucho en la composición de los vinos.

La gran mayoría de las bodegas utilizan barricas de roble francés y/o americano, pero en los últimos años se ha ido incrementando el uso de toneles fabricados con maderas de otros orígenes. Y, siendo España el gran país vitivinícola que es, lleno de tradición e historia, tiene sentido utilizar barricas de roble español para la crianza de nuestros vinos.

El tipo de roble más común en nuestro país es el roble rebollo, o también llamado Quercus Pyrenaica. Es autóctono de la Península Ibérica y su masa forestal es de 1.090.716 ha.

Su calidad ha quedado demostrada en varios estudios enológicos, en los que se comprobó la cesión de compuestos volátiles, la evolución polifenólica de los vinos o su análisis sensorial. Tras diferentes investigaciones, se llegó a la conclusión que el roble español tiene, como mínimo, la misma calidad que el francés o el americano, presentando una composición química intermedia entre ambos.

Además, la fabricación y utilización del roble nacional tiene un impacto muy positivo en la economía del país, así como en la mejora del cuidado de nuestros robledales, beneficiando de esta manera el ecosistema. Eso sí, la masa forestal en España es inferior a la francesa, convirtiéndolo en un material más exclusivo y costoso, siendo necesaria una buena gestión de su uso, primando, ante todo, su sostenibilidad.

Así pues, el roble nacional es totalmente válido para envejecer vinos de calidad. Su madera le dota de complejidad y le da una personalidad propia.

Es por ello por lo que cada vez más bodegas apuestan por su uso, asegurando que aporta una exclusiva elegancia olfativa y una buena interacción madera-vino, ofreciendo notas más altas de madera y aromas que suelen buscarse, como torrefactos, café con leche, especias, etc. Además, aseguran que presentan un contenido superior de polifenólico y compuestos volátiles, y un equilibrio en su composición tánica.

Poder contar con diferentes tipos de roble contribuye a una mayor diversificación de las características de los vinos y otorga herramientas enológicas diferentes para probar cuál es la madera que más interesa utilizar según la tipicidad de la uva y el vino que están elaborando.

Y esto es lo que buscamos en Tonelería Murúa: proporcionar a los enólogos otras formas de crear y guardar el vino. Barricas diferentes que podemos fabricar gracias a nuestra experiencia y capacidad de adaptación constante.

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